Nuestro planeta se comporta como un enorme imán. La aguja de una brújula señala siempre hacia el Polo Norte magnético, se orienta en el Ecuador sobre un plano horizontal y se inclina poco a poco a mayores latitudes, hasta que justo en el polo se pone vertical. La orientación de la aguja al viajar de sur a norte representa las líneas del campo magnético terrestre, que surgen del Polo Sur, se curvan, convergen hacia el Polo Norte y vuelven a conectarse por el interior de la Tierra a través de su eje magnético. Este campo adquiere así forma de rosquilla, que se extiende a más de 60.000 km de distancia, alargándose hacia el lado de la Tierra opuesto al Sol. El eje magnético difiere algo del de rotación, y ambos polos, geográficos y magnéticos, distan entre sí unos 2.000 kilómetros.
El Sol emite gran cantidad de radiación, desde rayos X y ultravioleta a radiación infrarroja y de microondas, pasando por la luz visible, pero también emite viento solar: intensos chorros de partículas eléctricamente cargadas, positivas y negativas, que viajan a enormes velocidades por el espacio. Seguir leyendo “Aurora Boreal Finlandesa”